Que ya tengo claro que quiero hacer... Voy a ir a por ti, sin pensar en las consecuencias ni nada, simplemente voy a ir a por ti, a muerte, hasta que me quede sin aliento. Voy a volver a pasar todo mi tiempo contigo y a compartir tantas cosas como compartíamos.

Voy a vivirlo todo, lo juro.

Le quiero por sus gestos, por su sonrisa. Por su cara de tonto, de idiota. Por la cara de circunstancia que pone al hablar. Porque cuando sonríe se le marca un hoyuelo al lado del labio inferior. Porque cuando me intenta decir las cosas mira para el suelo porque se muere de vergüenza. Me enloquece cuando me dice todas esas cosas que se le pasan por la cabeza, cuando parece que sólo existimos nosotros dos sobre la faz de la Tierra. Le quiero porque me mira como ningún otro podrá hacerlo. Porque a veces parece tan frágil que siento la obligación de protegerlo hasta de mi misma. Lo quiero porque es él y no otro. Porque es diferente. Porque nadie lo verá como lo veo yo. 


En definitiva... Le quiero y siempre lo haré.

No escogí enamorarme de ti.

Me gustaría, estar tumbado contigo sobre la hierba mirando la luna esa naranja que hay algunas noches de verano y que empezara a nevar y sentir los copos en la cara y tu mano.

Que no queremos ser tanto.
Ya nada será igual. Ni igual que antes ni igual que después. Cada minuto será diferente del anterior y del siguiente. Cada segundo. Ya nada volverá a estar como estaba ni donde estaba; todo sucederá por primera vez y sin necesidad de precedentes ni de repeticiones. Como en la realidad, donde cada momentos es nuevo, y para que algo ocurra no hace falta que haya pasado dantes. Con esto intento haceros ver que no te tienes que escampar por cualquier palo del pasado… no tienes por qué no arriesgarte en alguna situación. Sí, soy totalmente consciente de que es por el miedo, pero lo debéis hacer, os cueste o no, es plantarle cara al miedo, buscar a tu persona ideal, y dejar que surjan momentos nuevos, insuperables, inagotables, maravillosos, momentos… Nuestros. Y esto si que, es evidente, no los puedes dejar marchar; no, eso no te lo puedes permitir.

Voy a engañar al corazón,
solo para quedarme contigo.
Quiero encontrar una razón,
para quedarme dentro de tu abrigo.
Si debajo de tu suela yo ya no quepo.
Si debajo de tu suela yo ya no quepo.