A veces nos sentábamos a esperar por las estrellas. Pero últimamente el cielo no puede estar más gris, y tu sonrisa no puede estar más apagada. Ya en el fondo de tus ojos no leo el deseo, están vacíos. El viento glacial abre un abismo entre nosotros. Estuve tan sola contigo rondando por mi mente, esos sueños en los que tú me acariciabas mil veces.
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